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viernes, 2 de marzo de 2012

Bad Blood: Capítulo 04

-¡Victoria, victoria!

-¡Muy buen trabajo, equipo!

-¡Sí!

Los integrantes del equipo BLU entraron en la base bastante animados, dedicándose felicitaciones, golpes amistosos y palmadas en el hombro o la espalda, especialmente al Medic, quién se sentía demasiado abrumado para mostrarse tan feliz como sus compañeros:

-¡Menudo trabajo, novato! No sé cómo lo has hecho, pero nos has salvado por los pelos.

-Yo, bueno… -El doctor les dedicó una mirada incómoda.

-¡Esto hay que celebrarlo! –Exclamó de pronto el Demoman con su característico acento escocés- ¡Que corra el alcohol!

La propuesta fue recibida con gritos y exclamaciones de alegría por parte del resto. El Medic observó cómo se iban acomodando en una mesa grande y rectangular, sin hacer amago de acompañarles. El Pyro se retiró a por las bebidas, y el doctor se dio cuenta de que no había rastro del Spy, aunque no dijo nada al respecto:

-¿Hemos terminado las misiones por hoy, entonces?

-¡Claro! –Respondió el Scout a su lado- Si no, no nos pondríamos ya a beber… A excepción de Cíclope, claro, que se emborracha ANTES de las misiones.

Señaló al Demoman con el pulgar y una sonrisa burlona, mientras éste le daba unos generosos tragos a su botella de whisky, tras lo cual liberó un sonoro eructo:

-Vamos, doc –El Scout apoyó una mano sobre su hombro- . Tú en la cabecera. Hay que celebrar también que ya eres uno de los nuestros.

-Bueno, yo… -Le dedicó una mirada incómoda, sintiendo un poco de sudor frío en la espalda y la frente- Iba a retirrarme.

-¿Qué dices? –El más joven enarcó una ceja- ¿Te espera acaso alguien en casa?

-Nein… -El Medic desvió la mirada hacia un lado- Es sólo que estoy agotado.

-¡Pues ya tendrás tiempo de descansar! –El bostoniano sonrió de nuevo- Venga, no seas sosainas.

-No sé si los demás querrán… Parrece que a algunos no les gustan los novatos… -Tragó saliva, conteniendo una leve náusea, y haciendo lo posible para que no se notara.

-¡Boh! ¿Eso te preocupa? Ya verás cómo sí. De hecho, les voy a preguntar.

-¿¡Qué!? –El germano parpadeó, y pronto negó con la cabeza- No es necesarrio, de ver-

Pero antes de que pudiera terminar de hablar, el Scout se volvió hacia el resto del equipo, alzando la voz sobre el algarabío montado y el choque de los brindis:

-¡Eh, chicos! ¿Alguien tiene problema en que el doctor se quede?

Le señaló con el pulgar, mientras éste, avergonzado y cabreado, se llevó una mano enguantada a la cara:

-¿Problema? –El Demoman entornó su ojo sano- ¡DEBE quedarse! Estamos brindando en su honor.

-¡Cierto! –El Soldier se enderezó en su asiento- De no ser por su última y arriesgada maniobra (la cual no vi, pero seguro que fue increíble), ahora mismo seríamos carne picada! Bueno… Al menos hasta que nos regenerase la máquina esa… ¿Pero y el honor? ¡Habríamos sido deshonrados!

-Soldier tiene razón –Añadió el Heavy- . Sin el doctor habríamos perdido.

El ruso se giró entonces hacia el Medic, y entrecerró los ojos:

-¿Hay algún problema con nosotros, doctor?

-Eh, yo… -El Medic volvió a tragar saliva lo más disimuladamente que pudo, y observó los rostros que le miraban en aquellos momentos:

-Vamos, tío –Intervino el Sniper, señalando al Demoman y al Heavy- No te habrás tomado en serio lo que te dijeron este par de idiotas al principio de la ronda, ¿no?

-¿A quién llamas tú idiota, eh? –Exclamó el tuerto, claramente borracho.

-Nein! –El germano se sintió bastante presionado, y sabía que los nervios no mejorarían su estado físico. De hecho, no tardó en llevarse una mano al estómago.- Lo siento, yo… Tan sólo disculpadme un momento, ja?

Se alejó de sus compañeros a paso rápido hacia los vestuarios, sin mirarles ni darles oportunidad de replicar o preguntar. Una vez llegó a su destino, cerró la puerta tras de sí, y corrió hacia el váter más cercano. Se retiró las gafas y se inclinó hacia delante, apoyando las manos enguantadas en la taza. Permaneció durante unos minutos en esa postura, abriendo la boca cada vez que era presa de una arcada, pero sin llegar a echar nada. Siempre le pasaba igual después de… Perder el control. Sólo que normalmente sí vomitaba, y ni tan siquiera la capacidad regenerativa que le daba el tanque de su espalda le aliviaba. Finalmente se rindió, se colocó de nuevo las gafas y se alejó del váter para dirigirse a la zona del vestuario en sí. Se descolgó el tanque, y se quitó tanto los guantes como la bata. Los dejó de cualquier manera encima del banquillo, extrajo de su armario una Kritzierg y se sentó, acercando la boca del arma a la cara y comenzando a inhalar los vapores que ésta iba liberando. Sintió el familiar colocón momentáneo, y cómo su cuerpo se iba recuperando poco a poco. Y entonces pudo pensar con un poco más de claridad, ayudado también por la soledad que había conseguido: No le gustaba nada la idea de quedarse en la fiesta, pero sus compañeros se ofenderían si rechazaba la invitación. Realmente había conseguido lo que quería, que era ser aceptado en aquél equipo tras mostrar su valía durante las misiones… Pero aquello le abrumaba. De hecho, se sentía realmente como si hubiera hecho trampas, por decirlo de algún modo. Suspiró, masajeándose el puente de la nariz por detrás de las gafas.

“Lo que faltaba… Ahora me tratan como si fuéramos amigos de toda la vida”

Sinceramente, tampoco estaba de humor para fiestas desde su reciente divorcio… Con tan sólo 28 años. Suspiró, en un intento de apartar aquellos pensamientos de su cabeza, y se puso en pie. Parecía que el resto de BLU no se había dado cuenta de lo que había pasado realmente durante la toma del último punto. Y mejor así. Se evitaría preguntas incómodas al respecto. Se ajustó las gafas, se pasó una mano por la nuca y se encaminó hacia la salida del vestuario. Pensándolo mejor… No le vendría mal distraerse un poco.

[…]

-¡Oh, vamos! ¿He sido acaso el único que se ha dado cuenta?

El Scout de RED miró al resto del equipo, entre sorprendido y frustrado, con una ceja enarcada. Sólo se encontró con caras largas y miradas indiferentes. La derrota había sido fulminante, justo al final del todo, y a manos de un solo mercenario de BLU. Para más inri, un simple Medic novato:

-Al menos no nos cagamos encima, como uno que me sé… -Farfulló el Demoman, antes de darle un trago largo a su whisky.

El Scout frunció el ceño, poniendo los brazos en jarra:

-No me he cagado –En todo caso, pronto resopló- . ¡Venga ya! ¡Estabais prácticamente todos presentes! ¡Ese puto Medic no era normal!

-Fue cuestión de habilidad y suerte –Soltó el Heavy- . Nada más.

El más joven le apuntó con un dedo:

-Pregúntale al doctor si lo de su decapitación fue suerte.

-¿Acaso el pequeño hombre tiene miedo?

-¿¡Qué!? ¡Claro que no! Pero ese tipo era más fuerte y rápido de lo normal. ¿Y si los de BLU empiezan a ser así por algún tipo de experimento o algo?

-Tú ves demasiadas películas, tío… -Mencionó el Sniper.

-¡Estupideces! –Exclamó el Soldier, poniéndose en pie- No es agradable, pero hay que aceptar la derrota con honor, ¡así que deja de buscar estúpidas excusas, chico!

El bostoniano estaba anonadado. Anonadado y frustrado. ¿De verdad estaban hablando en serio? ¿A nadie le había resultado raro que un solo Medic se hubiera cargado tan rápido a casi todo el equipo?

-Definitivamente, la regeneración os han fundido varias neuronas… ¡Bah! No pienso perder más tiempo con vosotros.

El Scout salió de la sala, y le pegó un talonazo a la puerta que se cerró tras él. Soltó un resoplido, mientras recorría el pasillo de la base de emergencia. Habían perdido una, pero por fortuna les quedaban más. Mientras sacaba un par de refrescos de una máquina dispensadora, se dio cuenta de que no había visto al Engineer por ninguna parte. Mierda, ¿y si se lo habían llevado con vida y…?

“Oh, mierda… Como ese psicópata lo haya atrapado…”

Sacudió la cabeza hacia ambos lados. Quizás el Sniper tenía razón, y a veces se flipaba demasiado. Pero no pudo evitar sentirse ligeramente preocupado cuando recorrió de nuevo los pasillos, en busca de un lugar donde sentarse:

-Hasta luego, amigo.

-Hasta luego, Engie…

El bostoniano avanzó unos pasos más, hasta que se dio cuenta y paró en seco, volviéndose para ver, efectivamente, al Engineer de su equipo alejarse en dirección contraria. Le pareció incluso verle una ligera sonrisa cuando dobló la esquina y desapareció. Parecía de buen humor para haber perdido… Parpadeó, negó suavemente con la cabeza y siguió adelante, hasta resolver finalmente sentarse en el propio suelo, con la espalda apoyada contra la pared, y abrir una de las latas de refresco:

-¿No te han creído, mon cheri?

El Spy apareció al lado del Socut, sin el sombrero puesto, aunque sí el antifaz, y se sentó. El más joven sólo soltó un gruñido por respuesta, y bebió, antes de suspirar con la mirada al frente:

-Tú me crees… ¿Verdad? Has visto lo mismo que yo.

-Sí.

El enmascarado se llevó un cigarro a la boca, pero el Scout se lo quitó antes de que pudiera encenderlo, dejándole en su lugar la otra lata de refresco:

-¿No puedes parar de fumar un jodido momento?

El Spy le miró de reojo, con seriedad:

-Espero que sea la última vez que hagas eso.

En todo caso, abrió la lata a continuación, y bebió un poco:

-Ya sabes que no me la voy a terminar.

-Más para mí.

Permanecieron un momento en silencio. El francés volvió la cabeza para mirar más abiertamente a su amante, de apariencia más joven de su edad real, así como su actitud. Una máscara, como llevaba todo el mundo, aunque fuesen abstractas. Alzó la mano libre para acariciarle tanto la nuca como los cabellos castaños:

-Le investigaré, aunque no sea de manera oficial. Si hay algo anormal en esto… Lo averiguaremos.

El bostoniano le miró de reojo, volviendo a su vez ligeramente la cabeza:

-¿Podrás? Es decir… ¿Sin que te ocupe tiempo para otras misiones similares?

El Spy sonrió de lado, y se acercó para darle un beso en los labios:

-Por supuesto, mon petit. Es mi trabajo.

miércoles, 29 de febrero de 2012

One-Shot: Bloody Pain

Dolía horrores.

El Scout miró hacia atrás, buscando la herida en su pierna. Sangraba bastante, e incluso podría asegurar que la bala le había roto el hueso. Frunció el ceño, sudando en frío, y golpeó con un puño el suelo:

-Puto Sniper con la puntería en el culo…

Musitó entre dientes. Esperaba poder sobrevivir antes de que alguien le rematase. Vio delante, a apenas un par de metros, su escopeta. Sólo tenía que arrastrarse un poco y recogerla, y luego… Bueno, ya vería. Al menos necesitaba tener algo con lo que defenderse. Se impulsó con un brazo, y estiró el otro. De pronto, un nuevo disparo le alcanzó la mano, y soltó un grito de dolor, sujetándosela con la sana:

-¡Jo-der!

Se encogió un poco, presa del dolor, hasta que se vio capaz de mirar a su alrededor. Estaba solo, por lo que al menos ningún enemigo más le molestaría. El problema es que tampoco había ningún aliado, por lo que se convertía en el único blanco expuesto. Recibió un nuevo tiro en el hombro, haciendo que el impacto le girase y se tumbase boca arriba. Apretó los dientes y cerró los ojos con fuerza. Dolía, dolía muchísimo. Si al menos pudiese moverse y huir, tendría alguna opción. Abrió un ojo y alzó la cabeza, observando un puntero láser azul recorrerle el cuerpo. Lo hacía en un movimiento limpio, sin temblores ni vacilación, por lo que la teoría de un Sniper con poca puntería quedaba descartada.

“El muy hijo de puta está jugando conmigo…”

El vientre fue la siguiente zona en alojar una nueva bala, haciendo que su cuerpo se convulsionase momentáneamente con el impacto. Sólo salió un gemido de dolor esta vez, antes de que el Scout dejase caer la cabeza. Sus ojos azules buscaron el origen, pero no lo logró. De nuevo apretó la mandíbula, y se llevó la mano sana a la zona de la herida. Joder… A ese paso, acabaría por morir desangrado. Tosió, sintiendo en la boca un sabor metálico, y poco después sintió una sombra cernirse sobre él, tapando el sol que le daba en los ojos. Pudo girar la cabeza para ver el origen, el Sniper enemigo apuntándole directamente a la cabeza:

-Haz… lo… -Musitó.

No obstante, el francotirador no volvió a disparar. En vez de eso, apartó la mirilla de su ojo y se aproximó unos pasos. Con la cabeza cubierta por una capucha y un pañuelo, el Scout tan sólo pudo ver un par de ojos verdes, casi felinos, mirarle desde su ventajosa posición. Dirigió el cañón hacia la entrepierna, y ahí disparó, haciendo que el más joven soltase un nuevo grito de dolor y se convulsionase:

-P… Po… r… ¿qué…? –Logró musitar, con lágrimas recorriendo las sucias mejillas.

Pero el Sniper no contestó. Ni siquiera había placer, ira o algún sentimiento similar en su mirada. En vez de eso, caminó unos pasos, y le dio una patada en la cara con la puntera de la bota, doblándosela hacia el otro lado. El Scout escupió sangre, y creyó sentir que también una muela:

-N… no s… se su… pone… q… que… eres… u… un… p… pro… fesio… nal…

Le costaba horrores hablar, e incluso el simple hecho de respirar le dolía. Aún así, pudo llegar a pensar que, si le provocaba, quizás se picase y le rematase de una vez. Pero no había sido así. En vez de eso, el Sniper siguió caminando alrededor de su cuerpo, hasta encontrar la mano herida. La pisó, y giró el talón con saña, haciendo que nuevos gritos y gemidos de dolor brotasen de la garganta del Scout. Tras repetir el gesto un poco, se detuvo, y se acuclilló justo al lado, fulminando al más joven con sus penetrantes ojos:

-J… Joder… M… Máta… me… u… una vez…

El Scout le devolvió la mirada, y se la sostuvo, jadeando, durante unos segundos. El Sniper seguía en silencio, esta vez sin moverse ni reaccionar. Aquello le estaba poniendo muy nervioso, y no pudo evitar que nuevas lágrimas de dolor y frustración brotaran de sus ojos azules:

-Qué… c… coño quie…

No llegó a terminar la frase, y de pronto sus ojos se abrieron como platos, mientras una mueca de sorpresa y terror se dibujaba en su desfigurado rostro. Su cuerpo tembló de nuevo, esta vez no sólo de dolor:

-Tú…

El Sniper enarcó ligeramente una ceja, como primera reacción durante todo aquél tiempo. Una vez se aseguró de que su víctima le reconoció, volvió a ponerse en pie, y a caminar a su alrededor. El Scout tembló con más fuerza:

-O-Oye… E-Entiendo… que… estés ca-cabre… ado… P-Pero… Y-Yo sólo… cum… cumplía órdenes… -Sollozó- S… Se le… consideró… un tr… traidor… a… nuestro… equipo…

Sintió el cañón del rifle acariciar fríamente su cabeza y mejilla, y sollozó más fuerte:

-P… Por favor… Ni siquiera l-le conocía r-realmente… Me… me importa… una mierda… con quién s-se… acosta… tase… o no… -Tosió, escupiendo un poco de sangre- S-Si me… me negaba a… cumplir la o-orden… de ma-matar a n-nuestro Spy… me… me conside… rarían… otro t-traidor…

De nuevo cerró los ojos, sin recibir respuesta más allá de los pasos del Sniper a su alrededor, como un depredador acechando a la presa malherida. Sencillamente, esperando el momento de dar el golpe de gracia. Ni una palabra, ni un golpe o disparo. Y eso terminó por poner de los nervios al Scout:

-¡OH, VAMOS, TÚ HABRÍAS HECHO LO MISMO!

Aquél grito, no obstante, fue demasiado esfuerzo para él. Comenzó a toser con fuerza, y se dobló, con un gemido de dolor. El Sniper le dedicó una mirada de reojo, fulminante, y se detuvo. Contempló al Scout revolverse sobre su propio charco de sangre, entre toses, quejidos, jadeos y sollozos. Tras unos segundos, se apartó:

-M… Medic… -Musitó el más joven, sin apenas ya fuerzas. ¿Por qué nadie más aparecía allí?

De pronto, una caja pesada cayó firmemente a su lado, un botiquín grande. Lo observó con expresión sorprendida, y a continuación al Sniper. Ignorando dicha sorpresa, éste le dio la espalda, y se alejó de allí, dejando al Scout a solas. Éste esperó unos segundos y, una vez se vio capaz de reaccionar, prácticamente se abalanzó sobre el botiquín, comenzando a tratarse las heridas mientras musitaba repetidamente “Gracias”. No se dio cuenta de que, a los pocos segundos, apareció un puntero láser azul en su frente, y cuando más agradeció el joven las ganas de vivir, que había vuelto a nacer… Sintió la bala atravesar su cabeza, antes de que todo se volviera oscuro.

lunes, 27 de febrero de 2012

Bad Blood: Capítulo 03

-¡Todo despejado! ¡Al punto!

Es Scout de BLU ya se encontraba sobre él antes de que lo dijera el Soldier, una vez el Heavy de su equipo se había encargado del Demoman enemigo y, por tanto, de las bombas-lapa. Gracias al trabajo organizado y a la supercarga, que distrajo a los demás rivales de lo que hacía el resto del equipo, habían despejado la zona y ganado unos valiosos segundos para cumplir con la misión:

-¡Vamos, vamos! –Exclamó el joven, casi saboreando ya la victoria.

-¡No tan rápido, gusanos!

Un misil impactó en el punto, haciendo que el cuerpo del Scout, o mejor dicho sus trozos, saliesen desperdigados en todas direcciones. El Soldier de RED aterrizó a continuación en la zona de la explosión, encarándose al Heavy y al Medic. El primero comenzó a disparar, mientras el segundo se parapetó tras el enorme cuerpo:

-¡Necesitamos ayuda aquí! –Exclamó el germano.

Buscó un momento alrededor a sus aliados con la mirada, pero pronto una descarga de escopeta a sus espaldas le hizo centrar su atención en el origen para poder esquivar la mayor parte de los daños. Era el Scout de RED, con el ceño fruncido y la mandíbula tensa, que saltó a un lado y volvió a dispararle:

-¿Me recuerdas, Matasanos de mierda?

El Medic no respondió, sino que trató de ocultarse de nuevo tras el Heavy, el cual ya había rematado al Soldier y trató de alcanzar al escurridizo Scout.

“Se están regenerando con demasiada rapidez…” –Pensó el doctor. Con lo cerca que estaban de la victoria, y tan poco tiempo que les quedaba…

-“La misión terminará dentro de sesenta segundos.”

-¡Tenemos que aguantar, doctor!

-¡Lo sé, lo sé!

Siguió esquivando las balas del joven mercenario, buscando una oportunidad de poder acercarse y pisar el punto, mientras el ruso hacía lo posible por alcanzarle con los proyectiles de su ametralladora. Pero, por más que el doctor miraba a su alrededor, no veía al resto de sus aliados. ¡Pero si estaban allí hacía apenas unos momentos! A menos que… Abrió los ojos como platos, al darse cuenta, y se volvió hacia el Heavy con el corazón en un puño, justo a tiempo de ver una silueta roja aparecer tras él:

-¡Spy!

Pero el aviso llegó demasiado tarde. Observó impotente cómo el voluminoso cuerpo del Heavy se tensaba al recibir la puñalada, antes de caer al suelo. Jadeó a través de la mascarilla, y se volvió hacia el punto, vacío en esos momentos: Era su única oportunidad, si quería darle a su equipo una oportunidad de victoria. Se giró de nuevo a tiempo de evitar la puñalada del Spy, le empujó de una patada y desenfundó su Blutsauger, para correr hacia atrás y disparar tanto al enmascarado como al Scout. No se dio cuenta del misil que se dirigió hacia él por detrás, hasta que impactó en el suelo a sus espaldas, y la onda expansiva le empujó de nuevo hacia delante. Cayó de bruces en el suelo, justo al lado del cadáver del Heavy, y sintió pasos tras él, de los mercenarios de RED que se metían directamente en el punto para defenderlo a la desesperada:

-“La misión finalizará en 30 segundos.”

“Se acabó…”

El Medic permaneció tumbado boca abajo, aturdido por la explosión, y tratando de permanecer inmóvil. Al parecer le habían dado por muerto, aunque… ¿De qué le iba a servir? No les daría tiempo a sus aliados a llegar a tiempo para capturar el punto. Tenían la batalla prácticamente perdida… Abrió los párpados, y sus ojos esmeraldas se posaron en el charco de sangre que se formó donde había muerto el Heavy. Todavía tenía una opción. No le gustaba recurrir a ella, pero la victoria dependía de ello… Su futuro dependía de ello. Rogando que nadie se diese cuenta de que seguía vivo, se bajó la mascarilla con una mano, descubriendo un rostro más joven y alargado, propio de alguien que rozaba la treintena, y la otra la aproximó al charco carmesí. Mojó los dedos en éste, y se los aproximó a la boca. Tragó saliva, reprimiendo las náuseas, cerró los ojos, y lamió la sangre que mojaba su guante.

[…]

-¡Buen disparo, Soldier!

El Scout de RED alzó el pulgar, con una sonrisa. No había rematado él al Medic, pero al menos le hizo pasar un mal rato. Eso sí, en cuanto ganasen la ronda, iría a buscarlo y le metería tanto plomo en el cuerpo que no sabría si echarlo por la boca o por el culo. Recargó la escopeta, y le dedicó un guiño al Spy:

-Y buen trabajo de equipo.

-Lo mismo digo, mon petit. –Respondió el francés, con una sonrisa.

-¡Deja de llamarme así! –Replicó el más joven, arrugando la nariz.

El enmascarado se limitó a reír, terminando con un leve ronquido, aunque pronto relajó la expresión, mientras desenfundaba su revólver:

-Queda poco, así que no bajemos la guardia.

-¡Ah, vamos! El punto está blindado, ya no les dará tiempo a quitárnoslo, o tan siquiera a intentarlo.

El Scout señaló con el pulgar por encima del hombro para remarcar sus palabras. Casi todo el equipo RED se encontraba allí:

-Aún así no nos confiemos. Sólo por si acaso.

El Spy se llevó un nuevo cigarrillo a los labios y le prendió fuego, mientras el Scout asentía y buscaba a su alrededor. Alzó la mirada en un momento, por si hubiera algún Sniper, y vio de pronto algo que no esperaba encontrarse en aquél páramo: Posada en un foco exterior, había una lechuza blanca. El joven enarcó una ceja, y sus ojos azules acabaron encontrándose con los negros del ave:

-“¡La misión finalizará en 10 segundos!”

El Scout sintió un escalofrío, sin explicarse el por qué. Sólo era un estúpido pajarraco grande que le estaba mirando fijamente… ¿Por qué, entonces, le ponía nervioso?

-¡Bah! Puto saco de plumas…

Cambió la escopeta por la pistola, y no dudó en apuntar hacia la lechuza. Desde aquella distancia probablemente no la mataría, pero contaba con, al menos, espantarla:

-¡Ya vienen!

El aviso le sacó de su ensimismamiento, y se volvió hacia las escaleras que conducían hacia el punto, por donde debería venir al menos el grueso de BLU. Cambió el arma de nuevo, esperando:

-“¡Cinco! ¡Cuatro! ¡Tres! ¡Dos! ¡Uno…! ¡Tiempo extra!”

-¡Ah, no jodas…!

El Scout resopló, y no pudo evitar alzar de nuevo la mirada, aunque la lechuza ya no se encontraba en su sitio. La buscó un poco, pero no la localizó, y acabó encogiéndose de hombros. De pronto, un grito desgarrador sonó a sus espaldas, y el joven se volvió, soltando un “¿Qué…?” sorprendido, a tiempo de ver el cadáver ensangrentado del Demoman caer a sus pies. El sonido de algo desgarrando carne le hizo alzar la mirada, y la escena que vio en el punto le heló la sangre.

El Medic de BLU se encontraba allí, de perfil a él. La pregunta de por dónde había llegado quedó enmudecida en la mente del Scout al comprobar por qué el doctor tenía un brazo estirado: En la mano empuñaba una Ubersaw, y ésta atravesaba de lado a lado al Soldier de RED. Pero lo que realmente impactó al joven fue ver que la punta del arma se encontraba, además, clavada en el pecho del Pyro, a la altura del corazón. Nunca, jamás, había visto ningún Medic con tanta fuerza para atravesar DOS cuerpos de un solo golpe. El doctor tiró hacia atrás, desclavando la Ubersaw, y ambos cuerpos cayeron inertes al suelo sobre su propia sangre. El Medic le dio entonces la espalda, para encararse al Heavy y al Medic de RED que aparecían en esos momentos. El ruso frunció el ceño y comenzó a disparar, pero el sanador de blanco y azul se movió a una velocidad que podía competir perfectamente con la del Scout. Le vio decapitar al Medic contrario con la misma facilidad con la que un cuchillo caliente cortaba la mantequilla, y abrir en canal al Heavy de un tajo ascendente. No contentándose con ello, de un salto se subió a los amplios hombros, apoyando en éstos las botas militares. Le clavó la Ubersaw en la cara, la giró con saña (el grito desgarrador del ruso indicaba que seguía vivo) y la volvió a sacar de un movimiento seco. Se impulsó para saltar, cayendo el enorme cuerpo tras él, y aterrizó sobre el punto. Fue entonces cuando el Scout, al fin, le vio el rostro. Se encontró con una sonrisa amplia y sádica, con el rostro y el yelmo espiral salpicados de sangre, así como la ropa. Nada que no hubiera visto ya antes el más joven. Pero lo que realmente le dejó congelado en el sitio fue su mirada: Un par de ojos esmeraldas se clavaban en el Scout, con las pupilas ligeramente dilatadas. Una mirada escalofriante, desquiciada… Inhumana. Era como la de un depredador muerto de hambre, una bestia completamente fuera de control. El Medic amplió la sonrisa, y alzó la Ubersaw, lamiendo despacio su filo manchado de sangre:

-Komm, kleiner Hase ... Komm und hol mich jetzt*

El Scout sintió fallar sus rodillas, incapaz de reaccionar. ¿Qué cojones le estaba pasando? Sintió de pronto unas manos invisibles posarse en sus caderas, y percibió un susurro urgente con marcado acento francés a través del cuero del casco que cubría su oreja:

-¡Corre!

Las manos le empujaron hacia un lado, y eso hizo que, finalmente, sus piernas reaccionasen: Corrió, sin rumbo fijo, buscando tan sólo alejarse todo lo que pudiera de aquél… Monstruo. No tardó en oír la voz de Administrator, en una última sentencia:

-“Fallasteis.”



*Ven, pequeña liebre… Ven a por mí ahora.

sábado, 25 de febrero de 2012

One-shot: Niebla en sepia

La cabeza le dolía horrores. El Engineer de RED abrió los ojos lentamente, al principio confuso, sobre todo cuando le pareció que en el suelo había colores más cálidos. Al menos, hasta que se dio cuenta de que no tenía puestas las gafas protectoras. Con cuidado alzó la cabeza, comprobando que tampoco llevaba el casco al sentirla más ligera. Poco a poco, fue comprobando que se encontraba en una especie de pequeño almacén de madera, pero completamente viejo y vacío. Las ventanas estaban selladas con gruesos tablones de madera, dejando pasar delgados haces de luz a través de las grietas y separaciones, de manera que el lugar se encontraba suficientemente iluminado para poder abarcarlo con la mirada, y a la vez oscuro para darle a todo un tono más irreal e incluso antiguo, en tonos sepia. Intentó llevarse una mano a la cabeza dolorida, y fue cuando notó que estaba maniatado. Se encontraba sentado e inmovilizado en una silla, con cuerdas atadas tanto a sus tobillos, como a las muñecas tras su espalda:

-Vaya problema… -Murmuró para sí.

No era algo que pudiera resolverse con una ecuación, al menos en principio. Comprobó la firmeza de las ataduras, y tuvo que reconocer que se encontraba ante un buen trabajo. Necesitaría tiempo para pensar en cómo salir de la situación en la que se encontraba:

-Parece que ya has despertado…

El Engineer alzó la mirada azul hacia el origen de la voz, y se encontró, de espaldas a él y al fondo, al Spy de BLU. Frunció el ceño, aunque no dijo nada, a la espera. Por su parte, el de traje azul se tomó su tiempo para encenderse un cigarro, llevárselo a los labios, darle una profunda calada y, finalmente, volverse con una sonrisa hacia el tejano:

-Empezaba a preocuparme. Creí que la explosión había sido demasiado fuerte.

¿La explosión? Cierto… Había sido la explosión la que lo había debilitado y atontado. Lo siguiente que recordó fue al Pyro de su equipo recogerle, pasar un brazo del mecánico por encima de sus hombros y llevárselo lejos del campo de batalla. En ese momento se había desmayado. No obstante, su menté comenzó a trabajar, y no tardó en sacar conclusiones:

-Tú eras aquél Pyro…

El Spy asintió:

-Así es. Fue una buena forma de llevarte conmigo sin levantar sospechas.

-¿Y por qué lo has hecho?

El Engineer le miró de forma inquisitiva. Varias teorías pasaban por su cabeza, pero no tenía aún suficientes datos para decantarse por alguna en concreto:

-Ah, la pregunta…

El de traje se aproximó sin mirar directamente a su rehén, mientras sacaba el pitillo de su boca y soltaba humo de nuevo. Se detuvo:

-Es algo… Complicado. Pero necesitaba garantizar nuestra privacidad, y poder hablar tranquilamente. Lo siento por las ataduras, pero… Tengo que asegurarme de que me vas a escuchar, en vez de atacarme sin dejar opción.

-Oh, qué amable… Supongo que he de darte las gracias. –Respondió el de RED, imprimiendo un deje sarcástico a su tono de voz, en general, suave.

El enmascarado le miró a los ojos, y suspiró. Caminó hacia una de las ventanas, y apoyó el hombro en el marco, oteando a través de una de las rendijas:

-Entiendo tu desconfianza. Pero esto no se trata de negocios. No puedo retrasar esto por más tiempo… Necesito hablar contigo, y a solas.

-¿Que no son…? –El Engineer enarcó una ceja, sin apartar la mirada azul de la figura del Spy. Aún siendo enemigos, o precisamente por eso, se conocían desde hacía tiempo, y sabía que asesinaba y engañaba por puro trabajo. Que lo disfrutara o no, era otra cosa. Pocas habían sido, no obstante, las veces que se habían encontrado fuera del campo de batalla, y no habían peleado entonces. Claro que tampoco se habían hecho íntimos amigos, precisamente. Por eso, le sorprendía esa actitud:

-¿No va a ser esto entonces un interrogatorio o una tortura?

-No… Al menos, no es mi intención.

El Spy se alejó de la ventana, y el Engineer buscó con la mirada la del enmascarado. Ambas se cruzaron, azul con azul, y el tejano sintió nervios. No de miedo, al menos no exactamente, sino una extraña y antagónica mezcla entre evasión y atracción. Le ponía tense sostenerle la mirada, pero… Al mismo tiempo, le atraía irresistiblemente. Era hipnotizante, casi como la de un gato. El contacto visual no se mantuvo mucho tiempo, y pronto el de azul desvió la mirada:

-Esto te resultará extraño, puede que incluso violento… Tan sólo te pido que me escuches hasta el final. Luego toma la decisión que desees.

-Je… ¿Acaso tengo otra opción? Estoy atado, después de todo.

El de BLU volvió a mirarle a los ojos, e inspiró por la nariz:

-Tomaré eso como un sí, entonces.

Comenzó a caminar por la estancia, fumando de modo que al Engineer se le antojó nervioso:

-¿Sabes? Aunque pueda parecer lo contrario por mi origen francés, no soy exactamente un romántico. Nunca he creído en eso del amor a primera vista. Y sigo sin hacerlo.

Le dio una nueva calada al cigarrillo, mientras el Engineer sentía su corazón empezar a latir de forma acelerada, en una perfecta y duradera, pero al mismo tiempo, frágil maquinaria. Incluso él, que era de puras ciencias, intuía por dónde quería ir el Spy, si bien no las tenía todas consigo. Tragó saliva:

-No estoy seguro… de saber a dónde quieres llegar.

-Por favor, no he terminado.

La respuesta fue breve, pero no cortante. Una calada más profunda, y acabó tirando la colilla al suelo. Se volvió entonces, aparentemente más tranquilo, y comenzó a aproximarse a la silla:

-Soy consciente de que, a pesar de llevar tiempo luchando, apenas nos conocemos realmente. De que no hemos hablado apenas fuera de combate, más allá de aquella tarde en la cafetería, y de que somos enemigos. Pero…

Alcanzó al Engineer, colocándose a su lado sin mirarle, y apoyó suavemente una mano enguantada en su hombro:

-¿Recuerdas aquella tarde? Una simple conversación, circunstancial para ti… Pero a mí me fascinó tu inteligencia, tu voz…

El de RED le sintió tragar saliva, y se sintió tentado de imitarle, mientras su propio corazón latía con todavía más fuerza. Entrevió de reojo al de BLU acuclillarse, y los dedos envueltos en tela ardieron en contacto con su mejilla. Se volvió de un sobresalto, y sus ojos se toparon con los del Spy:

-Desde entonces, y cada vez más… Sólo deseo poder conocerte mejor, poder…

Se silenció, incapaz de encontrar las palabras adecuadas. Pero sus iris azules lo decían todo. El Engineer se quedó paralizado, con las mejillas ardiéndole e incapaz de articular palabra. No fue hasta que vio el rostro del espía aproximarse despacio al suyo que su cuerpo actuó como un resorte, y se echó hacia atrás, presa de un irracional miedo:

-¡Espera…!

El Spy retrocedió también, sorprendido. Sostuvo la mirada un poco más, en silencio, hasta que la desvió, claramente dolido. Gesto que no tardó en disimular con una sonrisa conformista:

-Debí imaginarlo…

Con una mano se abrió un poco la chaqueta, y la otra se metió en el bolsillo interno, para extraer de éste su mariposa. La giró entre sus dedos, con la habilidad propia de la práctica, y la abrió, descubriendo su filo. La mirada del Engineer se volvió alarmada:

-¿Qué vas a hacer?

No recibió respuesta, sino que el Spy descendió el arma hacia una de las piernas del de RED. Éste se tensó, esperando recibir un tajo, pero a sus oídos llegó el sonido del cortado de cuerdas, y las que ataban uno de sus tobillos no tardaron en aflojarse y ceder. Se repitió el proceso con la otra pierna, y el enmascarado se enderezó, ante la atónita mirada del tejano:

-Spy…

El aludido permaneció mudo, rodeando la silla, y cortó los cabos que inmovilizaban sus muñecas para dejarle libre. El Engineer se masajeó la zona, y se puso en pie, para volverse hacia el Spy, el cual se dirigió de nuevo hacia la ventana, dándole la espalda:

-Ya he terminado, y tengo su respuesta, así que no tiene sentido que te siga reteniendo. Yo… Lo siento.

El de RED se pasó una mano por la calva y la nuca, sin decir nada. El Spy tampoco se volvió. Prendió fuego a un nuevo pitillo, y le dio una calada:

-La puerta está abierta, y tus cosas fuera, completamente intactas. Puedes irte cuando quieras… No voy a impedirlo.

Su tono de voz parecía volver a ser el habitual, pero no se giró en ningún momento. Los pasos del Engineer sonaron en el suelo de madera, y el enmascarado cerró los ojos al sentir la puerta abrirse y cerrarse. Suspiró:

-J’ suis un idiot…

Una nueva calada, con el pulso ligeramente tembloroso. Se lo tenía que haber esperado, era el resultado más probable… Pero, aún así, le dolió más de lo que quería admitir, incluso a sí mismo. ¿Cómo pudo enamorarse de un enemigo? Además, uno que tenía más motivos para odiarle.

No se esperó sentir de pronto una mano fuerte en su cintura, y la otra subirle parte de la máscara hasta descubrirle un costado del cuello. Antes de poder reaccionar, unos labios se posaron cariñosamente sobre su piel, haciendo al francés soltar un suave suspiro:

-Nunca me pareció una conversación circunstancial. De hecho, me sorprendió tu inteligencia y buen gusto.

El de BLU sintió arder y enrojecer su rostro, y se volvió para encararse al de RED:

-Creí que me habías rechazado…

El tejano sonrió, dejando entrever sus dientes blancos:

-Reconozco que me pillaste por sorpresa. En serio, no me lo esperaba. –Descendió ambas manos a las caderas del Spy, sujetándole con firmeza, sin dejar de mirarle a los ojos- Además, no tengo experiencia en este tipo de cosas. Ya sabes… Soy más de ciencias.

El Spy sonrió de forma entre suave y divertida, y alzó una mano a la mejilla del Engineer:

-Por eso no te preocupes… -Susurró- Puedo enseñarte.

La otra mano del enmascarado subió a la nuca de su, ahora, amante, y sus rostros volvieron a aproximarse, esta vez para fundirse los labios en un largo y sentido beso.

jueves, 23 de febrero de 2012

Bad Blood: Capítulo 02

-“¡Cinco minutos para terminar la misión! ¡Cinco minutos!”

Cinco minutos podían ser mucho tiempo, o poco, dependiendo de la situación, el momento y el punto de vista de cada uno. A RED se le iban a hacer eternos. Habían perdido el primer punto de control, y el último lo defendían con uñas y dientes. Estaban logrando mantener a BLU a raya, pero… ¿Por cuánto tiempo resistirían? Pues los ataques de éstos también resultaban brutales. El Engineer del equipo rojo vigilaba todo el tiempo sus construcciones, mientras el Pyro le ayudaba a protegerlas de Spies enemigos. El Soldier y el Scout iban al ataque, uno a media distancia y el otro a corta, para entretenerlos el mayor tiempo posible y evitar su aproximación al punto. El Demoman los ayudaba tras colocar bombas-lapa estratégicamente cerca de éste. El Spy se iba colando entre las filas enemigas, combinando su invisibilidad con sus disfraces para sorprender a algún azul distraído y asesinarle de una puñalada certera. El Heavy y el Medic permanecían cerca del punto, apoyando al Engineer en su defensa, y el Sniper, en la retaguardia, alternaba entre volar la tapa de los sesos a quién se pusiera a tiro y meterse en un duelo de francotiradores con el de BLU. En eso se encontraban ahora, el de uniforme azul teniendo al contrario en el punto de mira. Disparó, y se apartó rápidamente a un lado, no siendo alcanzado por apenas unos milímetros. Parapetado fuera del punto de mira de su rival, aprovechó para prestar más atención al comunicador, por donde iba percibiendo las voces de sus aliados:

-¿Cuál es la situación del enemigo? –Preguntó el Soldier.

-Centinela nivel 3 a la derecha –Respondió el Spy- con Engineer y Pyro. Heavy y Medic a la izquierda con supercarga lista. Y el punto plagado de bombas.

-¡Que alguien se cargue al puto Sniper! –Gritó de pronto el Demoman, cabreado.

-Me encargo de ello –Respondió el de BLU- . Lo tengo localizado.

-Agradecería si alguien pudiese distraer o alejar al Pyro de las construcciones. Así podría sabotearlas más fácilmente.

-Si dejas el centinela fuera de combate, puedo encargarme del Pyro antes de que te queme el culo. –Propuso el Scout.

-El problema siguen siendo el Heavy y el Medic, nos estorbarán.

-Nuestro Pyro puede encargarse de ellos –Replicó el Soldier- . Que el Demoman os ayude con las construcciones. La parejita para el Pyro y para mí. ¿Afirmativo?

-¡Hmmpf! –Se oyó por respuesta por parte del pirómano.

-¡Dalo por hecho! –Exclamó el Demoman.

-¿Me encargo entonces del punto? –Preguntó el Scout.

-Sí, el doctor y yo te cubriremos. –Habló por primera vez el Heavy.

-Deberría tener la carga lista en… Medio minuto, aprroximadamente. –Añadió el germano.

-Y yo creo que, al final, podré encárgame del Pyro enemigo y sabotear las construcciones. –Añadió el Spy.

-Bien: Ya tenemos un plan –Retomó el Soldier- . Todos a sus puestos. Actuaremos cuando yo de la señal. Si no hay dudas… ¡En marcha!

[…]

El Engineer de RED recargó de nuevo su centinela de un certero golpe con su llave inglesa. Tras él, el Pyro usaba a menudo el lanzallamas cerca de las construcciones y los alrededores para asegurarse de que no había ningún Spy rondando. Los sonidos más cercanos eran los de su centinela en reposo, limitándose a escanear los alrededores, y los disparos entre el Sniper de su equipo y los del contrario, que parecían estar disputándose quién era el mejor. Pero, aparte de eso, el punto estaba tranquilo… Demasiado tranquilo:

-Se están organizando… -Murmuró para sí el genio mecánico, con su suave acento tejano. Miró por encima del hombro, volviéndose hacia el Pyro, y alzó un poco más la voz para hacerse oír- No bajes la guardia, amigo. Vendrá algo más gordo.

El aludido alzó un pulgar y musitó algo, a modo de confirmación. El Engineer asintió, y volvió de nuevo la vista al frente. Guardó en su cinturón la llave, y desenfundó su Justiciera. Si alguien osaba acercarse, no iba a probar sólo su centinela. Vio que, al otro lado, el Heavy y el Medic de RED se mantenían también en guardia, el ruso sin dejar de apuntar a su alrededor con la ametralladora. Una buena defensa. No perfecta, pero esperaba que suficiente.

Un nuevo disparo de rifle, y se oyó un grito de dolor proveniente de la torre de RED. “Demasiado lento esta vez, amigo”, pensó para sí el ingeniero. De nuevo, el Soldier y el Scout avanzaban para intentar evitar que el enemigo avanzase, y el Demoman se movía por los alrededores, demasiado aburrido para quedarse parapetado en el mismo lugar. Las bomas-lapa permanecían en el punto en sí, listas para ser detonadas en cualquier momento. De pronto, el ingeniero oyó unas explosiones, y vio volar por los aires el cuerpo del Soldier, que aterrizó inerte sobre el punto. El Scout fue el siguiente, y pronto fue detrás una lluvia de granadas azules:

-¡Ya llegan!

Todo ocurrió entonces demasiado rápido.

Apenas el Engineer terminó de exclamar aquello, la señal de su PDA y un sonido demasiado familiar le alertaron de lo que más temía: Su centinela inclinó los cañones hacia abajo, envuelta por rayos eléctricos provenientes de un zapador que tenía en un costado:

-¡El Spy sabotea mi centinela!

¿Qué había pasado con el Pyro? Buscó a su alrededor, mientras desenfundaba la llave inglesa y retiraba el zapador. Pero apenas lo hizo, vio cómo el propio Pyro de su equipo se aproximaba y colocaba otro:

-¡Tú! ¿Cómo le has matado sin que me ente…? Oh, veo…

Cómo odiaba ese puñal llamado Eterna Recompensa, que hacía que un Spy pudiese matar silenciosamente a su víctima, y suplantarla al momento. Pronto el Engineer se vio en una pelea personal con el falso Pyro, retirando cada zapador que éste volvía a colocar, tanto en el centinela como en el dispensador, y rogando para que alguien de su equipo pudiese echarle una mano. Pero eso no fue posible, y en breves momentos que percibía apenas de reojo, fue intuyendo por qué: El Pyro de BLU lanzaba al Heavy contrario por los aires, mientras el Soldier bombardeaba al Medic. Más figuras azules se movían hacia el punto, pero algo más urgente captó la atención del Engineer: Bombas-lapa azules alrededor suyo y de sus construcciones:

-Ah… Venga ya.

Lo último que sintió fue una brutal explosión.

miércoles, 22 de febrero de 2012

One-Shot: Feelings

NdA: Contenido +18 en este texto.


Tenía que reconocer que aquello había sido inesperado. Completa y absolutamente inesperado. El Soldier nunca imaginó encontrarse en semejante situación, caminando en esos momentos, con paso aparentemente (Y ahí radica la clave, “aparentemente”) firme hacia el laboratorio del Medic. Todavía se preguntaba por qué había acabado en esa situación, pero sabía que no podía, sencillamente, dejarlo pasar y fingir que jamás había ocurrido.

Todo empezó la semana pasada. Su equipo había ganado al contrario, y habían salido todos a celebrarlo con fiesta, alcohol y, si había suerte, chicas guapas. Se lo habían pasado bastante bien, para qué negarlo, aunque al final se fueron dispersando a lo largo de la noche. El Soldier normalmente continuaba la fiesta con el Demoman hasta el amanecer, pero aquella noche éste se había pasado más de lo normal con el Whisky, y según supo luego el estadounidense, al final el Pyro y el Heavy se lo habían llevado a un hostal para que, al menos, no pasase la noche en la intemperie. Pero el Soldier no se había quedado solo. El alcohol hacía a veces amigos inesperados, y aquella noche el Medic se encontraba también bastante animado. Aunque dentro del campo de batalla hacían buen equipo, al igual que a la hora de organizar los planes, poco más habían hecho juntos, sinceramente. Por eso le sorprendía todavía más lo que ocurrió a continuación: Ante el cierre de los locales de madrugada, el estadounidense acabó proponiendo continuar bebiendo en cualquiera de las dos habitaciones que tenían alquiladas antes de volver a sus respectivos países, y el doctor aceptó, ofreciendo directamente la suya al tener una buena reserva de cervezas que se trajo a escondidas de Alemania. No habían tardado mucho, a pesar de la torpeza propia de su estado de embriaguez, y se dedicaron a seguir bebiendo y a reír con cualquier chiste o estúpida ocurrencia. Poco después el Soldier se sorprendió a sí mismo abrazando y besando apasionadamente al Medic en la boca, y más le sorprendió el hecho de que éste no opusiese resistencia o intentara apartarse. Acabaron en la cama teniendo sexo salvaje, y, a pesar de la inexperiencia de hacerlo con otro hombre por parte de ambos, así como su borrachera, había sido increíble, desde los momentos en que sus lenguas danzaban dentro de sus bocas, hasta el haber estado dentro del germano, en intensas embestidas hasta haber vaciado su esencia en su interior, para poco después caer ambos rendidos. El Soldier durmió profundamente durante el resto de la noche, hasta despertarse por la mañana, y recordar todo de golpe cuando se encontró al Medic a su lado, sumido en un profundo sueño. Ahí se acobardó, se vistió a toda velocidad y abandonó la habitación, deseando que el germano no recordase nada.

Y allí se encontraban, de nuevo en una base, donde más tarde se prepararían todos para una nueva misión. El Soldier no pudo quitarse de la cabeza aquello desde entonces, mientras un montón de dudas se habían acumulado en ella, y todavía aparecían más. No sólo sobre sus propios sentimientos hacia el Medic, si lo de aquella noche sólo había sido por una mezcla entre el alcohol y un calentón nada oportuno, o si podría haber algo más… Pero más miedo tenía también a la reacción del germano: ¿Recordaba lo de aquella noche, o no? ¿También estaría con las mismas dudas? No le había visto en todo el día, tan sólo intuyó que se había encerrado en su laboratorio. Siempre lo hacía así, pero el militar estaba en esos momentos bastante paranoico al respecto. Para qué negarlo, por primera vez en muchísimo tiempo sentía miedo. Demasiado miedo. Prefería mil veces enfrentarse a un ejército de Centinelas nivel 3 armado tan sólo con una pala antes que a la reacción del Medic en cuanto volvieran a verse. Pero precisamente esa misma intriga le estaba matando. Y sólo había una forma de salir de ese bucle. La más dolorosa, pero también la más eficaz. Los pasos del soldado se detuvieron ante la puerta del laboratorio, y éste respiró profundamente, antes de sacar fuerzas de flaqueza, alzar una mano y petar:

-Ja? –Se oyó la voz del germano desde el otro lado, en un tono aparentemente normal, y su habitual voz varonil, pero aterciopelada. El Soldier tragó saliva, pero logró responder:

-Doctor… ¿Puedo pasar?

Se hizo un momento de silencio, y el soldado se temió lo peor. No obstante, cuando estuvo a punto de plantearse seriamente volver sobre sus pasos, llegó la respuesta:

-Adelante.

Tras un momento más de duda, finalmente el mercenario se colocó el casco, cubriéndose al completo los ojos, y abrió la puerta. Con las pupilas clavadas en el suelo y sus botas, atravesó el umbral, y cerró tras de sí. Inspiró por la nariz, y se armó de valor para alzar finalmente la mirada, cuadrándose en su posición. El Medic le daba la espalda en esos momentos, atareado mientras parecía ordenar su instrumental. Estaba sin su bata, con la camisa blanca remangada y el chaleco de lana por encima:

-Un momento, bitte… -dijo el alemán, colocando un par de cosas más. Finalmente se volvió, observando al Soldier a través de sus gafas- Ah, Herr Doe. En un momento estarré listo parra el planteamiento de la estrrategia militar.

-¿El planteamiento de la…? Ah, claro. Por supuesto, Doc. No hay prisa aún…

El Soldier logró no variar la expresión, aunque sentía el cuerpo completamente en tensión. El Medic asintió, y le volvió a dar la espalda, para seguir con lo suyo.

“No parece que se acuerde de nada…”

El estadounidense, no obstante, permaneció paralizado en el sitio. Por algún motivo, no le parecía suficiente, y no estaba seguro de sentirse completamente aliviado. Todavía albergaba la duda, y su corazón golpeaba su caja torácica con la fuerza de un continuo martilleo. Pasaron unos segundos, o incluso minutos, que se le hicieron eternos, pero… Ni quería irse, ni sabía qué decir, o cómo abordar el tema sin resultar sospechoso, o sin despertar el desprecio del germano. El cuál, finalmente, se detuvo un momento, apoyó ambas manos en la mesa del instrumental, y ladeó apenas la cabeza:

-¿Desea algo más, Herr Doe?

Mierda. El Soldier carraspeó, todavía sin que se le ocurriera nada:

-No, nada importante, doctor… ¿Todo bien?

El aludido le miró de reojo, con una mueca levemente confusa, y se volvió de nuevo para mirarle de frente:

-Ja… ¿Por qué?

El Medic estaba siendo inquisitivo, y el Soldier se ponía cada vez más nervioso. No supo de dónde casó el valor suficiente para empezar a aproximarse, sin mirarle directamente, y aparentando la mayor normalidad posible:

-Sólo por saber, ya sabes, doc… Tengo que asegurarme de que todo está en orden, y… Los efectivos dispuestos para la batalla. Es algo rutinario, nada grave.

Se paró a su lado, con la mirada clavada en la pared de enfrente como un náufrago se aferraba al único salvavidas a su alcance. Casi temía incluso que el doctor oyese los violentos latidos de su corazón:

-¿Y hay algún motivo por el que considerre que pueda haber prroblemas conmigo al rrespecto? –Inquirió el Medic.

-¡No! No… -No se atrevió a desviar la mirada de la pared. Se había dado cuenta de que el germano volvía a tratarle de “usted”, algo que le pareció bastante distante. Tanto podía ser una buena señal como no- Ya lo he dicho, es sólo rutina, lo he hecho con los demás. Ya sabes, al no haber vuelto a saber de nadie después de la semana pasada, asegurarme de que todos habéis llegado sin problemas, ¿recuerdas qué pasó aquella noche?

Ya lo había soltado. Había decidido dejarse llevar por el impulso, aprovechando que había sacado el tema. Esperaba que no hubiera quedado demasiado sospechoso, aunque si la respuesta era afirmativa…

-¿Ocurrió algo que deba saber? –Preguntó el Medic, sin dar una respuesta clara.

-No, no… Es sólo que… tampoco me acuerdo. Eso es todo.

Esperaba que no hubiera quedado muy evidente la mentirijilla. Aunque la mirada inquisitiva que sintió, y confirmó al volverse y encontrarse con la expresión del doctor, le hizo pensar lo contrario:

-Ja? No le veo muy segurro, Herr Doe… ¿Está convencido de que no pasó nada aquella noche que debamos tener en cuenta? Además, en ningún momento dije que no recordase nada…

Ambos mercenarios permanecieron mirándose a los ojos, el Soldier intimidado cada vez más por la expresión del Medic. Y esas últimas palabras sólo lograron que, sin proponérselo, comenzara a ponerse rojo como un tomate:

-Eh, bueno…

Permaneció en silencio, incapaz de apartar sus ojos de los inquisitivos del doctor. De hecho, vio cómo esté fruncía el ceño, en una mueca que ya pasaba de seria a casi cabreada, o de sospecha. Y tuvo un mal presentimiento:

-… Sí lo recuerdas, entonces… ¿No?

-¿¡Eso importa!? –Estalló de repente el Medic- ¡Me desperrté completamente manchado de semen, y no sólo mío! ¿Realmente crreías que no me iba a dar cuenta?

-Doc…

No sabía si se estaba poniendo rojo de vergüenza por estar delante del Medic por primera vez después de haber hecho aquello, o por lo mal que parecía estar éste. Podría decirle que también tuvo parte de su culpa al haberse dejado, que fue algo mutuo, pero… En aquél momento, el doctor imponía mucho más, y por primera vez no se vio capaz de replicar nada. Tampoco el propio alemán se lo permitió, cuando comenzó a golpearle el casco con el dedo índice:

-Tampoco ha sido muy valiente por tu parte largarte por patas, ja? Tanto prresumir de no tener miedo a nada, perro aquí estás ahorra, como un cachorro asustado, después de haber huido de mí con el rrabo entrre las pierrnas. ¿Qué venías a comprobar rrealmente, eh? ¿Si podías disponer de mí cuando lo desearras, o tan sólo comprobar que podrrías librarte de darme explicaciones?

-Doc, yo… -El Soldier parpadeó, más que confuso y abrumado por las palabras del Medic- Lo siento, no sé a dónde quieres llegar a parar…

-¡YO TAMPOCO LO SÉ!

El Soldier cerró los ojos ante el grito, pero no ocurrió nada más. Cuando volvió a abrir uno, observó al Medic apoyándose con una mano en la mesa, mientras la otra la mantenía sobre su propia frente:

-No lo sé… -Murmuró.

-…

El estadounidense se quedó en principio parado en su sitio, sin quitar la vista de encima al germano. Lo vio de pronto tan débil, tan derrotado… Suspiró, y finalmente se atrevió a poner una mano sobre su hombro. Le alivió comprobar que no intentó apartarla:

-Estoy demasiado confuso, es decir… -comenzó a murmurar el doctor, sin alzar la mirada esta vez- Nunca me había acostado con otrro hombre, no me disgustó tampoco, perro… No sé…

-… Si puede llegar más lejos. –terminó finalmente el Soldier, y descendió la mano del hombro del Medic a la mano de éste, estrechándola levemente- Yo tengo la misma duda…

-Si fue sólo una noche de borracherra…

-… O algo más serio.

Ambas miradas azules se cruzaron, esta vez de forma más tímida y confusa. Y fue cuando el Soldier se dio cuenta, por primera vez, de lo atractivo que resultaba el Medic a pesar de no ser ni demasiado joven ni extremadamente afeminado. El de gafas tragó saliva:

-Es extraño… A pesar de llevar años trrabajando juntos, apenas nos conocemos realmen…

Pero el otro mercenario no le dejó terminar la frase, sino que le selló los labios con un beso. El doctor no reaccionó al principio, sorprendido por ese gesto. Aunque no tardó en devolvérselo, cerrando los párpados. Era extraño haberlo visto hace un momento completamente asustado y cortado, y al siguiente llevar la iniciativa. Aún así, el beso fue tímido al principio, lento, con la cautela de alguien que mide los primeros pasos antes de saber cómo continuar. No obstante, con el paso de los segundos, se fue haciendo más intenso, y para cuando el Soldier rodeó al Medic entre sus brazos, y éste hizo lo propio con su cuello, sus lenguas comenzaban ya a entrelazarse. El americano no lo pensó, y no tardó en alzarle, sin dejar de besarle, para llevarle directamente al sitio más despejado que vio: La propia camilla metálica donde el doctor realizaba sus operaciones, y afortunadamente limpia en esos momentos. Le sentó en el borde, momento en que el germano se apartó, completamente rojo y con los ojos más abiertos de lo normal:

-Ah, doc… Lo siento, no sé… -comenzó a excusarse el Soldier.

-Esta vez no estás bebido, ja? –interrumpió el Medic, comenzando a desabrochar la chaqueta del uniforme del Soldier sin esperar a su respuesta.

-No… ¡Claro que no! –Respondió, perplejo.

-Entonces ambos somos plenamente conscientes de nuestros actos…

-Eh… Sí…

El Medic terminó de retirarle la chaqueta, y mientras hacía lo mismo con el casco, el Soldier finalmente reaccionó y comenzó a aflojarle la corbata, para desanudársela completamente, y a continuación a desabrocharle tanto el chaleco como la blusa de debajo. Los besos se repitieron, prolongándose cada vez más, y el militar terminó por tumbar al germano sobre la camilla, para subirse y colocarse encima, apoyado sobre sus rodillas. Se desabrocharon mutuamente el cinturón y los pantalones, y el Soldier finalmente desnudó de cintura para abajo al Medic. Se tumbó completamente sobre él, y de nuevo invadió su boca con la lengua, mientras sus manos comenzaban a acariciar el cuerpo del sanador por debajo de las prendas que le quedaban. Pronto de la respiración acelerada pasaron a los gemidos, y el Soldier no tardó en humedecerse un dedo, para penetrar al Medic con éste, y estimularle el punto H cuando lo localizó. No conscientemente, pues ni siquiera sabía de su existencia, pero sí que se dio cuenta de dónde tocar más vista la reacción del doctor cuando éste se encorvó y soltó un gemido placentero un poco más intenso. Le fue dilatando poco a poco la zona, mientras se intercambiaban besos y caricias, fuese con las manos o con la lengua, e incluso el doctor fue masturbando al soldado, haciendo que éste también soltase algún gemido. Al primer dedo que penetraba al Medic le siguió otro más, y finalmente un tercero, hasta que consideró que podía dar el siguiente paso. No hubo palabras entre ellos durante todo ese tiempo, ni falta que hicieron. El Soldier sujetó firmemente las caderas de su, ahora, amante, y le penetró sin más dilación. A pesar del inicio doloroso, ninguno de los dos interrumpió el acto, y pronto el militar se encontraba embistiendo al sanador. Se alternaban besos de vez en cuando, el Medic abrazado con fuerza a su compañero, y las miradas que se dedicaban hablaban de algo mucho más intenso que una simple sesión de sexo. Sesión que se prolongó hasta que ambos alcanzaron el orgasmo, en un gemido más intenso, y el Soldier se corrió dentro de su amante, antes de dejarse caer sobre él, jadeando ambos con fuerza. Se tomaron un momento para recuperar el aliento, abrazado el uno al otro, y finalmente sus ojos se cruzaron de nuevo:

-No ha… estado mal… -Murmuró el germano, con una suave sonrisa.

-Nada… mal… -Respondió el estadounidense. Le acarició una mejilla, sin apartar la mirada- Doc… No seré capaz de fingir que nada ha pasado. Quiero… Intentarlo.

-Ja… Yo también... Si no vuelves a salir corriendo.

Con una sonrisa entre tierna y burlona, el Medic alzó una mano para acariciar la que el Soldier mantenía sobre su mejilla, y no tardaron en fundirse en un beso más cariñoso, pero intenso:

-No pienso volver a huir... Doc...

Ambos se acomodaron para descansar un poco sobre la camilla, sin deshacer el abrazo.

martes, 21 de febrero de 2012

Bad Blood: Capítulo 01

Había sido fácil.

Tan sólo fue necesario parapetarse en una esquina, y esperar a que lo más peligroso cesase temporalmente. El equipo BLU había salido con fuerza pero, desgraciadamente para ellos, habían descuidado sus espaldas. No tuvo más que volverse visible en el momento oportuno y aproximarse con toda la naturalidad del mundo, como si también saliese de la base. Aún si el Medic de BLU fue lo suficientemente listo para mirar a sus espaldas, no sospechó de su disfraz de Pyro, e incluso le fortaleció un poco con la pistola médica. Sonrió, y aceleró el paso. Debía ser rápido, actuar antes de que alguien más le viera.

El Medic fue el primero en caer, de una certera puñalada en la espalda. No obstante, su grito de agonía avisó al Heavy, que se giró más rápido de lo que al Spy le habría gustado. El ruso se dispuso a bajar su arma para poder disparar, pero eso no detuvo al enmascarado. Al contrario, se impulsó hacia delante, y se tiró de pronto al suelo. Derrapó prácticamente tumbado sobre la espalda, pasando entre las piernas del grandullón, y acabó de pie tras él. Esta vez fue más rápido el Spy a la hora de girarse, y la mariposa se clavó en la espalda de su enemigo con la rapidez y la precisión de un mordisco de cobra.

“Doy gracias al Scout por haberme enseñado este movimiento”

Se volvió invisible de nuevo, refugiándose en otro rincón cercano. Por fortuna, los pocos de BLU que pudieran haberse dado cuenta de lo ocurrido se encontraban más entretenidos con los supervivientes de su equipo. Aprovechó para sacudirse el polvo del traje, y recolocarse tanto el antifaz de su rostro como el Mosquetero Maleante que cubría elegantemente su cabeza. Desde su posición pudo oír, a los pocos segundos, la conversación entre el Heavy y el Medic que había matado hace un momento:

-Curar a un Spy enemigo… Muy inteligente, doc.

-¿Acaso te crees que lo hice adrede? –la voz del Medic sonó cabreada, aunque también, o eso le pareció al Spy, avergonzada.

-Sólo digo que espabiles, novato.

El enmascarado sonrió, divertido: Así que un Medic principiante, ¿eh? En ese caso, sería más fácil la victoria. Claro que no iba a informar de ese pequeño detalle al resto del equipo. No pensaba arriesgarse a que se confiasen demasiado y se echase la defensa a perder. Que su doctor fuese novato, no significaba que fuese malo, ni que los demás fuesen también principiantes.

Cuando ambos mercenarios de BLU volvieron a salir, no fue a matarlos directamente en esta ocasión. En lugar de ello, les siguió a una distancia prudencial, para analizar su estrategia, de haber alguna, y actuar cuando fuese preciso. Su especialidad era pasar inadvertido, matar rápido y desaparecer como una sombra. Si empezaba a asesinar más de lo necesario, se arriesgaba a ser descubierto y eliminado. Y no le gustaba perder el tiempo de ese modo. Así que permaneció al acecho, vigilante. Comprobó cómo el Medic se había vuelto mucho más precavido, mirando a su alrededor en todo momento, y sin dejar de moverse a pesar de la lentitud de su compañero. Siempre le hacía gracia despertar la paranoia en sus víctimas, y esta vez no fue una excepción. No se rió, por no hacer un sonido delatador, pero sí que sonrió, burlón. Quizás pudiera divertirse poniéndolos nerviosos a base de dejarse ver un momento y desaparecer. Era una buena forma de distraerles y mantenerles más ocupados vigilando sus espaldas que intentando alcanzar su objetivo principal. Giró la mariposa entre sus dedos, todavía invisible, y se dispuso a salir de su improvisado refugio tras una gran roca. No obstante, se vio obligado a volver cuando una centella roja llamó la atención del grupo principal de BLU, liberando descargas de escopeta sobre ellos.

“Siempre tan oportuno e impaciente…” -Pensó el Spy, negando con la cabeza.

La centella en cuestión pronto se volvió más definida, tratándose de un Scout de RED, con la cabeza cubierta por el Bombardeo (un caso de cuero de aviador), la garganta protegida por una bufanda del color de su equipo, y una sonrisa socarrona en sus labios:

-¡Atrapadme si podéis, pringaos!

El Scout de RED saltó de nuevo, disparando desde el aire a los sorprendidos mercenarios. Para cuando algunos reaccionaron y comenzaron devolver los tiros, éste ya se encontraba de nuevo en el suelo, esquivando con habilidad y velocidad los proyectiles. Fijó con rapidez el orden prioritario de sus objetivos, y recargó el arma, sin dejar de correr y esquivar:

-¡Que el Heavy se encargue del Scout! El resto: ¡ATACAD!

La voz del Soldier de BLU sonó por encima de los disparos y las explosiones, y el resto del equipo obedeció, quedando sólo el Heavy y el Medic contra el Scout. Éste sonrió de forma burlona, y no dudó en volver a hablar:

-¡Oye, gordinflón! Por qué no te despegas de tu perrito faldero y te enfrentas conmigo a solas, ¿eh? ¿Acaso tienes miedo?

La respuesta llegó en forma de una ráfaga de balas proveniente de la ametralladora del Heavy. De nuevo, el joven de RED la esquivó, avanzando a toda velocidad hacia su primer objetivo: El Medic. No obstante, lejos de parapetarse tras el grandullón, el de bata blanca se alejó de éste, sin quitar la vista de encima del Scout:

“No parece muy listo…”

El joven sonrió, confiado. Comenzó a correr y saltar en zigzag, en un intento de acorralar al Medic mientras éste, pasando a armarse con la pistola de jeringas, una Blutsauger, devolvía los disparos. De hecho, resultó ser bastante rápido también, esquivando con facilidad las descargas de escopeta. El de RED comenzó a ponerse serio, hasta que una ráfaga de balas le alcanzó en la espalda. Saltó a un lado, con un gemido de dolor, y emprendió entonces una precipitada huida. Tarde se había dado cuenta de que fue él quien cayó en una trampa, cuando el Medic le hizo darle la espalda al Heavy, y así ser atacado por dos flancos:

-¡Idiota, idiota, idiota…!

Masculló para sí, con el ceño fruncido. Corrió de nuevo en zigzag, evitando por los pelos nuevos disparos, y se refugió tras unas rocas. Pegó la espalda contra la superficie, jadeando, y aguardó unos segundos, mirando a ambos lados y agudizando los oídos. Sólo se permitió relajarse un poco cuando se aseguró de que no le habían seguido. Y separar la espalda de la piedra, que quedó manchada de sangre:

-Joder, cómo duele… -Masculló.

Tuvo que dejar la escopeta a un lado, y buscar una postura que le permitiese paliar mínimamente el dolor. Necesitaba llegar a la zona que aún se encontraba en manos de sus aliados, y buscar a su Medic o un buen dispensador. Sintió de pronto la presión de una mano sobre su cabeza, y se volvió de un sobresalto para ver, perplejo, un botiquín grande flotando en el aire:

-Aquí tienes. ¿Estás bien?

El Scout reconoció la voz, y sus sospechas sólo se confirmaron cuando una silueta roja comenzó a dibujarse a su lado, volviéndose cada vez más opaca, hasta verse completamente la figura del Spy de su equipo:

-¡Mierda! ¡No me des esos sustos! –Exclamó el más joven, antes de suspirar y hacerse con el botiquín- ¿Aparte de haberme convertido en un intento de colador? Bien, supongo…

Abrió el botiquín, mientras el Spy musitaba un “Déjame ayudarte”, y poco después el Scout ya se encontraba con el torso vendado. Se relajó, y se apoyó de nuevo contra la roca:

-¡Buf! Mucho mejor…

-Eres consciente de que has sido muy descuidado, ¿verdad? –Inquirió el enmascarado, con una mirada severa.

-No ibas a quedar a gusto hasta que me echaras la bronca, ¿verdad? ¡Relájate! Al final no ha pasado nada grave.

El Scout sonrió de manera despreocupada, gesto que no tardó en borrar cuando vio que el del Spy no cambiaba:

-Está bien… Puede que me precipitara un poco. No volverá a pasar… ¿Eh?

Esta vez la sonrisa fue más amplia, mostrando los dientes, aunque también más incómoda, en un gesto de “Por favor, hablo en serio. Quítate ya esa cara de palo, ¡coño!”. Tras unos segundos, el Spy suspiró, y relajó la expresión:

-Más te vale, mon petit.

-¿Cuántas veces tengo que decirte que no me llames así? –El Scout frunció el ceño mientras recogía la escopeta, aunque pronto le dio un breve beso en los labios- Tranquilo, Don Estirado, tendré más cuidado.

El Spy iba a decir algo más, pero la voz de Administrator le interrumpió: Al parecer, alguien de BLU había logrado llegar al primer punto de control:

-Hora de volver al trabajo.