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viernes, 2 de marzo de 2012

Bad Blood: Capítulo 04

-¡Victoria, victoria!

-¡Muy buen trabajo, equipo!

-¡Sí!

Los integrantes del equipo BLU entraron en la base bastante animados, dedicándose felicitaciones, golpes amistosos y palmadas en el hombro o la espalda, especialmente al Medic, quién se sentía demasiado abrumado para mostrarse tan feliz como sus compañeros:

-¡Menudo trabajo, novato! No sé cómo lo has hecho, pero nos has salvado por los pelos.

-Yo, bueno… -El doctor les dedicó una mirada incómoda.

-¡Esto hay que celebrarlo! –Exclamó de pronto el Demoman con su característico acento escocés- ¡Que corra el alcohol!

La propuesta fue recibida con gritos y exclamaciones de alegría por parte del resto. El Medic observó cómo se iban acomodando en una mesa grande y rectangular, sin hacer amago de acompañarles. El Pyro se retiró a por las bebidas, y el doctor se dio cuenta de que no había rastro del Spy, aunque no dijo nada al respecto:

-¿Hemos terminado las misiones por hoy, entonces?

-¡Claro! –Respondió el Scout a su lado- Si no, no nos pondríamos ya a beber… A excepción de Cíclope, claro, que se emborracha ANTES de las misiones.

Señaló al Demoman con el pulgar y una sonrisa burlona, mientras éste le daba unos generosos tragos a su botella de whisky, tras lo cual liberó un sonoro eructo:

-Vamos, doc –El Scout apoyó una mano sobre su hombro- . Tú en la cabecera. Hay que celebrar también que ya eres uno de los nuestros.

-Bueno, yo… -Le dedicó una mirada incómoda, sintiendo un poco de sudor frío en la espalda y la frente- Iba a retirrarme.

-¿Qué dices? –El más joven enarcó una ceja- ¿Te espera acaso alguien en casa?

-Nein… -El Medic desvió la mirada hacia un lado- Es sólo que estoy agotado.

-¡Pues ya tendrás tiempo de descansar! –El bostoniano sonrió de nuevo- Venga, no seas sosainas.

-No sé si los demás querrán… Parrece que a algunos no les gustan los novatos… -Tragó saliva, conteniendo una leve náusea, y haciendo lo posible para que no se notara.

-¡Boh! ¿Eso te preocupa? Ya verás cómo sí. De hecho, les voy a preguntar.

-¿¡Qué!? –El germano parpadeó, y pronto negó con la cabeza- No es necesarrio, de ver-

Pero antes de que pudiera terminar de hablar, el Scout se volvió hacia el resto del equipo, alzando la voz sobre el algarabío montado y el choque de los brindis:

-¡Eh, chicos! ¿Alguien tiene problema en que el doctor se quede?

Le señaló con el pulgar, mientras éste, avergonzado y cabreado, se llevó una mano enguantada a la cara:

-¿Problema? –El Demoman entornó su ojo sano- ¡DEBE quedarse! Estamos brindando en su honor.

-¡Cierto! –El Soldier se enderezó en su asiento- De no ser por su última y arriesgada maniobra (la cual no vi, pero seguro que fue increíble), ahora mismo seríamos carne picada! Bueno… Al menos hasta que nos regenerase la máquina esa… ¿Pero y el honor? ¡Habríamos sido deshonrados!

-Soldier tiene razón –Añadió el Heavy- . Sin el doctor habríamos perdido.

El ruso se giró entonces hacia el Medic, y entrecerró los ojos:

-¿Hay algún problema con nosotros, doctor?

-Eh, yo… -El Medic volvió a tragar saliva lo más disimuladamente que pudo, y observó los rostros que le miraban en aquellos momentos:

-Vamos, tío –Intervino el Sniper, señalando al Demoman y al Heavy- No te habrás tomado en serio lo que te dijeron este par de idiotas al principio de la ronda, ¿no?

-¿A quién llamas tú idiota, eh? –Exclamó el tuerto, claramente borracho.

-Nein! –El germano se sintió bastante presionado, y sabía que los nervios no mejorarían su estado físico. De hecho, no tardó en llevarse una mano al estómago.- Lo siento, yo… Tan sólo disculpadme un momento, ja?

Se alejó de sus compañeros a paso rápido hacia los vestuarios, sin mirarles ni darles oportunidad de replicar o preguntar. Una vez llegó a su destino, cerró la puerta tras de sí, y corrió hacia el váter más cercano. Se retiró las gafas y se inclinó hacia delante, apoyando las manos enguantadas en la taza. Permaneció durante unos minutos en esa postura, abriendo la boca cada vez que era presa de una arcada, pero sin llegar a echar nada. Siempre le pasaba igual después de… Perder el control. Sólo que normalmente sí vomitaba, y ni tan siquiera la capacidad regenerativa que le daba el tanque de su espalda le aliviaba. Finalmente se rindió, se colocó de nuevo las gafas y se alejó del váter para dirigirse a la zona del vestuario en sí. Se descolgó el tanque, y se quitó tanto los guantes como la bata. Los dejó de cualquier manera encima del banquillo, extrajo de su armario una Kritzierg y se sentó, acercando la boca del arma a la cara y comenzando a inhalar los vapores que ésta iba liberando. Sintió el familiar colocón momentáneo, y cómo su cuerpo se iba recuperando poco a poco. Y entonces pudo pensar con un poco más de claridad, ayudado también por la soledad que había conseguido: No le gustaba nada la idea de quedarse en la fiesta, pero sus compañeros se ofenderían si rechazaba la invitación. Realmente había conseguido lo que quería, que era ser aceptado en aquél equipo tras mostrar su valía durante las misiones… Pero aquello le abrumaba. De hecho, se sentía realmente como si hubiera hecho trampas, por decirlo de algún modo. Suspiró, masajeándose el puente de la nariz por detrás de las gafas.

“Lo que faltaba… Ahora me tratan como si fuéramos amigos de toda la vida”

Sinceramente, tampoco estaba de humor para fiestas desde su reciente divorcio… Con tan sólo 28 años. Suspiró, en un intento de apartar aquellos pensamientos de su cabeza, y se puso en pie. Parecía que el resto de BLU no se había dado cuenta de lo que había pasado realmente durante la toma del último punto. Y mejor así. Se evitaría preguntas incómodas al respecto. Se ajustó las gafas, se pasó una mano por la nuca y se encaminó hacia la salida del vestuario. Pensándolo mejor… No le vendría mal distraerse un poco.

[…]

-¡Oh, vamos! ¿He sido acaso el único que se ha dado cuenta?

El Scout de RED miró al resto del equipo, entre sorprendido y frustrado, con una ceja enarcada. Sólo se encontró con caras largas y miradas indiferentes. La derrota había sido fulminante, justo al final del todo, y a manos de un solo mercenario de BLU. Para más inri, un simple Medic novato:

-Al menos no nos cagamos encima, como uno que me sé… -Farfulló el Demoman, antes de darle un trago largo a su whisky.

El Scout frunció el ceño, poniendo los brazos en jarra:

-No me he cagado –En todo caso, pronto resopló- . ¡Venga ya! ¡Estabais prácticamente todos presentes! ¡Ese puto Medic no era normal!

-Fue cuestión de habilidad y suerte –Soltó el Heavy- . Nada más.

El más joven le apuntó con un dedo:

-Pregúntale al doctor si lo de su decapitación fue suerte.

-¿Acaso el pequeño hombre tiene miedo?

-¿¡Qué!? ¡Claro que no! Pero ese tipo era más fuerte y rápido de lo normal. ¿Y si los de BLU empiezan a ser así por algún tipo de experimento o algo?

-Tú ves demasiadas películas, tío… -Mencionó el Sniper.

-¡Estupideces! –Exclamó el Soldier, poniéndose en pie- No es agradable, pero hay que aceptar la derrota con honor, ¡así que deja de buscar estúpidas excusas, chico!

El bostoniano estaba anonadado. Anonadado y frustrado. ¿De verdad estaban hablando en serio? ¿A nadie le había resultado raro que un solo Medic se hubiera cargado tan rápido a casi todo el equipo?

-Definitivamente, la regeneración os han fundido varias neuronas… ¡Bah! No pienso perder más tiempo con vosotros.

El Scout salió de la sala, y le pegó un talonazo a la puerta que se cerró tras él. Soltó un resoplido, mientras recorría el pasillo de la base de emergencia. Habían perdido una, pero por fortuna les quedaban más. Mientras sacaba un par de refrescos de una máquina dispensadora, se dio cuenta de que no había visto al Engineer por ninguna parte. Mierda, ¿y si se lo habían llevado con vida y…?

“Oh, mierda… Como ese psicópata lo haya atrapado…”

Sacudió la cabeza hacia ambos lados. Quizás el Sniper tenía razón, y a veces se flipaba demasiado. Pero no pudo evitar sentirse ligeramente preocupado cuando recorrió de nuevo los pasillos, en busca de un lugar donde sentarse:

-Hasta luego, amigo.

-Hasta luego, Engie…

El bostoniano avanzó unos pasos más, hasta que se dio cuenta y paró en seco, volviéndose para ver, efectivamente, al Engineer de su equipo alejarse en dirección contraria. Le pareció incluso verle una ligera sonrisa cuando dobló la esquina y desapareció. Parecía de buen humor para haber perdido… Parpadeó, negó suavemente con la cabeza y siguió adelante, hasta resolver finalmente sentarse en el propio suelo, con la espalda apoyada contra la pared, y abrir una de las latas de refresco:

-¿No te han creído, mon cheri?

El Spy apareció al lado del Socut, sin el sombrero puesto, aunque sí el antifaz, y se sentó. El más joven sólo soltó un gruñido por respuesta, y bebió, antes de suspirar con la mirada al frente:

-Tú me crees… ¿Verdad? Has visto lo mismo que yo.

-Sí.

El enmascarado se llevó un cigarro a la boca, pero el Scout se lo quitó antes de que pudiera encenderlo, dejándole en su lugar la otra lata de refresco:

-¿No puedes parar de fumar un jodido momento?

El Spy le miró de reojo, con seriedad:

-Espero que sea la última vez que hagas eso.

En todo caso, abrió la lata a continuación, y bebió un poco:

-Ya sabes que no me la voy a terminar.

-Más para mí.

Permanecieron un momento en silencio. El francés volvió la cabeza para mirar más abiertamente a su amante, de apariencia más joven de su edad real, así como su actitud. Una máscara, como llevaba todo el mundo, aunque fuesen abstractas. Alzó la mano libre para acariciarle tanto la nuca como los cabellos castaños:

-Le investigaré, aunque no sea de manera oficial. Si hay algo anormal en esto… Lo averiguaremos.

El bostoniano le miró de reojo, volviendo a su vez ligeramente la cabeza:

-¿Podrás? Es decir… ¿Sin que te ocupe tiempo para otras misiones similares?

El Spy sonrió de lado, y se acercó para darle un beso en los labios:

-Por supuesto, mon petit. Es mi trabajo.