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miércoles, 22 de febrero de 2012

One-Shot: Feelings

NdA: Contenido +18 en este texto.


Tenía que reconocer que aquello había sido inesperado. Completa y absolutamente inesperado. El Soldier nunca imaginó encontrarse en semejante situación, caminando en esos momentos, con paso aparentemente (Y ahí radica la clave, “aparentemente”) firme hacia el laboratorio del Medic. Todavía se preguntaba por qué había acabado en esa situación, pero sabía que no podía, sencillamente, dejarlo pasar y fingir que jamás había ocurrido.

Todo empezó la semana pasada. Su equipo había ganado al contrario, y habían salido todos a celebrarlo con fiesta, alcohol y, si había suerte, chicas guapas. Se lo habían pasado bastante bien, para qué negarlo, aunque al final se fueron dispersando a lo largo de la noche. El Soldier normalmente continuaba la fiesta con el Demoman hasta el amanecer, pero aquella noche éste se había pasado más de lo normal con el Whisky, y según supo luego el estadounidense, al final el Pyro y el Heavy se lo habían llevado a un hostal para que, al menos, no pasase la noche en la intemperie. Pero el Soldier no se había quedado solo. El alcohol hacía a veces amigos inesperados, y aquella noche el Medic se encontraba también bastante animado. Aunque dentro del campo de batalla hacían buen equipo, al igual que a la hora de organizar los planes, poco más habían hecho juntos, sinceramente. Por eso le sorprendía todavía más lo que ocurrió a continuación: Ante el cierre de los locales de madrugada, el estadounidense acabó proponiendo continuar bebiendo en cualquiera de las dos habitaciones que tenían alquiladas antes de volver a sus respectivos países, y el doctor aceptó, ofreciendo directamente la suya al tener una buena reserva de cervezas que se trajo a escondidas de Alemania. No habían tardado mucho, a pesar de la torpeza propia de su estado de embriaguez, y se dedicaron a seguir bebiendo y a reír con cualquier chiste o estúpida ocurrencia. Poco después el Soldier se sorprendió a sí mismo abrazando y besando apasionadamente al Medic en la boca, y más le sorprendió el hecho de que éste no opusiese resistencia o intentara apartarse. Acabaron en la cama teniendo sexo salvaje, y, a pesar de la inexperiencia de hacerlo con otro hombre por parte de ambos, así como su borrachera, había sido increíble, desde los momentos en que sus lenguas danzaban dentro de sus bocas, hasta el haber estado dentro del germano, en intensas embestidas hasta haber vaciado su esencia en su interior, para poco después caer ambos rendidos. El Soldier durmió profundamente durante el resto de la noche, hasta despertarse por la mañana, y recordar todo de golpe cuando se encontró al Medic a su lado, sumido en un profundo sueño. Ahí se acobardó, se vistió a toda velocidad y abandonó la habitación, deseando que el germano no recordase nada.

Y allí se encontraban, de nuevo en una base, donde más tarde se prepararían todos para una nueva misión. El Soldier no pudo quitarse de la cabeza aquello desde entonces, mientras un montón de dudas se habían acumulado en ella, y todavía aparecían más. No sólo sobre sus propios sentimientos hacia el Medic, si lo de aquella noche sólo había sido por una mezcla entre el alcohol y un calentón nada oportuno, o si podría haber algo más… Pero más miedo tenía también a la reacción del germano: ¿Recordaba lo de aquella noche, o no? ¿También estaría con las mismas dudas? No le había visto en todo el día, tan sólo intuyó que se había encerrado en su laboratorio. Siempre lo hacía así, pero el militar estaba en esos momentos bastante paranoico al respecto. Para qué negarlo, por primera vez en muchísimo tiempo sentía miedo. Demasiado miedo. Prefería mil veces enfrentarse a un ejército de Centinelas nivel 3 armado tan sólo con una pala antes que a la reacción del Medic en cuanto volvieran a verse. Pero precisamente esa misma intriga le estaba matando. Y sólo había una forma de salir de ese bucle. La más dolorosa, pero también la más eficaz. Los pasos del soldado se detuvieron ante la puerta del laboratorio, y éste respiró profundamente, antes de sacar fuerzas de flaqueza, alzar una mano y petar:

-Ja? –Se oyó la voz del germano desde el otro lado, en un tono aparentemente normal, y su habitual voz varonil, pero aterciopelada. El Soldier tragó saliva, pero logró responder:

-Doctor… ¿Puedo pasar?

Se hizo un momento de silencio, y el soldado se temió lo peor. No obstante, cuando estuvo a punto de plantearse seriamente volver sobre sus pasos, llegó la respuesta:

-Adelante.

Tras un momento más de duda, finalmente el mercenario se colocó el casco, cubriéndose al completo los ojos, y abrió la puerta. Con las pupilas clavadas en el suelo y sus botas, atravesó el umbral, y cerró tras de sí. Inspiró por la nariz, y se armó de valor para alzar finalmente la mirada, cuadrándose en su posición. El Medic le daba la espalda en esos momentos, atareado mientras parecía ordenar su instrumental. Estaba sin su bata, con la camisa blanca remangada y el chaleco de lana por encima:

-Un momento, bitte… -dijo el alemán, colocando un par de cosas más. Finalmente se volvió, observando al Soldier a través de sus gafas- Ah, Herr Doe. En un momento estarré listo parra el planteamiento de la estrrategia militar.

-¿El planteamiento de la…? Ah, claro. Por supuesto, Doc. No hay prisa aún…

El Soldier logró no variar la expresión, aunque sentía el cuerpo completamente en tensión. El Medic asintió, y le volvió a dar la espalda, para seguir con lo suyo.

“No parece que se acuerde de nada…”

El estadounidense, no obstante, permaneció paralizado en el sitio. Por algún motivo, no le parecía suficiente, y no estaba seguro de sentirse completamente aliviado. Todavía albergaba la duda, y su corazón golpeaba su caja torácica con la fuerza de un continuo martilleo. Pasaron unos segundos, o incluso minutos, que se le hicieron eternos, pero… Ni quería irse, ni sabía qué decir, o cómo abordar el tema sin resultar sospechoso, o sin despertar el desprecio del germano. El cuál, finalmente, se detuvo un momento, apoyó ambas manos en la mesa del instrumental, y ladeó apenas la cabeza:

-¿Desea algo más, Herr Doe?

Mierda. El Soldier carraspeó, todavía sin que se le ocurriera nada:

-No, nada importante, doctor… ¿Todo bien?

El aludido le miró de reojo, con una mueca levemente confusa, y se volvió de nuevo para mirarle de frente:

-Ja… ¿Por qué?

El Medic estaba siendo inquisitivo, y el Soldier se ponía cada vez más nervioso. No supo de dónde casó el valor suficiente para empezar a aproximarse, sin mirarle directamente, y aparentando la mayor normalidad posible:

-Sólo por saber, ya sabes, doc… Tengo que asegurarme de que todo está en orden, y… Los efectivos dispuestos para la batalla. Es algo rutinario, nada grave.

Se paró a su lado, con la mirada clavada en la pared de enfrente como un náufrago se aferraba al único salvavidas a su alcance. Casi temía incluso que el doctor oyese los violentos latidos de su corazón:

-¿Y hay algún motivo por el que considerre que pueda haber prroblemas conmigo al rrespecto? –Inquirió el Medic.

-¡No! No… -No se atrevió a desviar la mirada de la pared. Se había dado cuenta de que el germano volvía a tratarle de “usted”, algo que le pareció bastante distante. Tanto podía ser una buena señal como no- Ya lo he dicho, es sólo rutina, lo he hecho con los demás. Ya sabes, al no haber vuelto a saber de nadie después de la semana pasada, asegurarme de que todos habéis llegado sin problemas, ¿recuerdas qué pasó aquella noche?

Ya lo había soltado. Había decidido dejarse llevar por el impulso, aprovechando que había sacado el tema. Esperaba que no hubiera quedado demasiado sospechoso, aunque si la respuesta era afirmativa…

-¿Ocurrió algo que deba saber? –Preguntó el Medic, sin dar una respuesta clara.

-No, no… Es sólo que… tampoco me acuerdo. Eso es todo.

Esperaba que no hubiera quedado muy evidente la mentirijilla. Aunque la mirada inquisitiva que sintió, y confirmó al volverse y encontrarse con la expresión del doctor, le hizo pensar lo contrario:

-Ja? No le veo muy segurro, Herr Doe… ¿Está convencido de que no pasó nada aquella noche que debamos tener en cuenta? Además, en ningún momento dije que no recordase nada…

Ambos mercenarios permanecieron mirándose a los ojos, el Soldier intimidado cada vez más por la expresión del Medic. Y esas últimas palabras sólo lograron que, sin proponérselo, comenzara a ponerse rojo como un tomate:

-Eh, bueno…

Permaneció en silencio, incapaz de apartar sus ojos de los inquisitivos del doctor. De hecho, vio cómo esté fruncía el ceño, en una mueca que ya pasaba de seria a casi cabreada, o de sospecha. Y tuvo un mal presentimiento:

-… Sí lo recuerdas, entonces… ¿No?

-¿¡Eso importa!? –Estalló de repente el Medic- ¡Me desperrté completamente manchado de semen, y no sólo mío! ¿Realmente crreías que no me iba a dar cuenta?

-Doc…

No sabía si se estaba poniendo rojo de vergüenza por estar delante del Medic por primera vez después de haber hecho aquello, o por lo mal que parecía estar éste. Podría decirle que también tuvo parte de su culpa al haberse dejado, que fue algo mutuo, pero… En aquél momento, el doctor imponía mucho más, y por primera vez no se vio capaz de replicar nada. Tampoco el propio alemán se lo permitió, cuando comenzó a golpearle el casco con el dedo índice:

-Tampoco ha sido muy valiente por tu parte largarte por patas, ja? Tanto prresumir de no tener miedo a nada, perro aquí estás ahorra, como un cachorro asustado, después de haber huido de mí con el rrabo entrre las pierrnas. ¿Qué venías a comprobar rrealmente, eh? ¿Si podías disponer de mí cuando lo desearras, o tan sólo comprobar que podrrías librarte de darme explicaciones?

-Doc, yo… -El Soldier parpadeó, más que confuso y abrumado por las palabras del Medic- Lo siento, no sé a dónde quieres llegar a parar…

-¡YO TAMPOCO LO SÉ!

El Soldier cerró los ojos ante el grito, pero no ocurrió nada más. Cuando volvió a abrir uno, observó al Medic apoyándose con una mano en la mesa, mientras la otra la mantenía sobre su propia frente:

-No lo sé… -Murmuró.

-…

El estadounidense se quedó en principio parado en su sitio, sin quitar la vista de encima al germano. Lo vio de pronto tan débil, tan derrotado… Suspiró, y finalmente se atrevió a poner una mano sobre su hombro. Le alivió comprobar que no intentó apartarla:

-Estoy demasiado confuso, es decir… -comenzó a murmurar el doctor, sin alzar la mirada esta vez- Nunca me había acostado con otrro hombre, no me disgustó tampoco, perro… No sé…

-… Si puede llegar más lejos. –terminó finalmente el Soldier, y descendió la mano del hombro del Medic a la mano de éste, estrechándola levemente- Yo tengo la misma duda…

-Si fue sólo una noche de borracherra…

-… O algo más serio.

Ambas miradas azules se cruzaron, esta vez de forma más tímida y confusa. Y fue cuando el Soldier se dio cuenta, por primera vez, de lo atractivo que resultaba el Medic a pesar de no ser ni demasiado joven ni extremadamente afeminado. El de gafas tragó saliva:

-Es extraño… A pesar de llevar años trrabajando juntos, apenas nos conocemos realmen…

Pero el otro mercenario no le dejó terminar la frase, sino que le selló los labios con un beso. El doctor no reaccionó al principio, sorprendido por ese gesto. Aunque no tardó en devolvérselo, cerrando los párpados. Era extraño haberlo visto hace un momento completamente asustado y cortado, y al siguiente llevar la iniciativa. Aún así, el beso fue tímido al principio, lento, con la cautela de alguien que mide los primeros pasos antes de saber cómo continuar. No obstante, con el paso de los segundos, se fue haciendo más intenso, y para cuando el Soldier rodeó al Medic entre sus brazos, y éste hizo lo propio con su cuello, sus lenguas comenzaban ya a entrelazarse. El americano no lo pensó, y no tardó en alzarle, sin dejar de besarle, para llevarle directamente al sitio más despejado que vio: La propia camilla metálica donde el doctor realizaba sus operaciones, y afortunadamente limpia en esos momentos. Le sentó en el borde, momento en que el germano se apartó, completamente rojo y con los ojos más abiertos de lo normal:

-Ah, doc… Lo siento, no sé… -comenzó a excusarse el Soldier.

-Esta vez no estás bebido, ja? –interrumpió el Medic, comenzando a desabrochar la chaqueta del uniforme del Soldier sin esperar a su respuesta.

-No… ¡Claro que no! –Respondió, perplejo.

-Entonces ambos somos plenamente conscientes de nuestros actos…

-Eh… Sí…

El Medic terminó de retirarle la chaqueta, y mientras hacía lo mismo con el casco, el Soldier finalmente reaccionó y comenzó a aflojarle la corbata, para desanudársela completamente, y a continuación a desabrocharle tanto el chaleco como la blusa de debajo. Los besos se repitieron, prolongándose cada vez más, y el militar terminó por tumbar al germano sobre la camilla, para subirse y colocarse encima, apoyado sobre sus rodillas. Se desabrocharon mutuamente el cinturón y los pantalones, y el Soldier finalmente desnudó de cintura para abajo al Medic. Se tumbó completamente sobre él, y de nuevo invadió su boca con la lengua, mientras sus manos comenzaban a acariciar el cuerpo del sanador por debajo de las prendas que le quedaban. Pronto de la respiración acelerada pasaron a los gemidos, y el Soldier no tardó en humedecerse un dedo, para penetrar al Medic con éste, y estimularle el punto H cuando lo localizó. No conscientemente, pues ni siquiera sabía de su existencia, pero sí que se dio cuenta de dónde tocar más vista la reacción del doctor cuando éste se encorvó y soltó un gemido placentero un poco más intenso. Le fue dilatando poco a poco la zona, mientras se intercambiaban besos y caricias, fuese con las manos o con la lengua, e incluso el doctor fue masturbando al soldado, haciendo que éste también soltase algún gemido. Al primer dedo que penetraba al Medic le siguió otro más, y finalmente un tercero, hasta que consideró que podía dar el siguiente paso. No hubo palabras entre ellos durante todo ese tiempo, ni falta que hicieron. El Soldier sujetó firmemente las caderas de su, ahora, amante, y le penetró sin más dilación. A pesar del inicio doloroso, ninguno de los dos interrumpió el acto, y pronto el militar se encontraba embistiendo al sanador. Se alternaban besos de vez en cuando, el Medic abrazado con fuerza a su compañero, y las miradas que se dedicaban hablaban de algo mucho más intenso que una simple sesión de sexo. Sesión que se prolongó hasta que ambos alcanzaron el orgasmo, en un gemido más intenso, y el Soldier se corrió dentro de su amante, antes de dejarse caer sobre él, jadeando ambos con fuerza. Se tomaron un momento para recuperar el aliento, abrazado el uno al otro, y finalmente sus ojos se cruzaron de nuevo:

-No ha… estado mal… -Murmuró el germano, con una suave sonrisa.

-Nada… mal… -Respondió el estadounidense. Le acarició una mejilla, sin apartar la mirada- Doc… No seré capaz de fingir que nada ha pasado. Quiero… Intentarlo.

-Ja… Yo también... Si no vuelves a salir corriendo.

Con una sonrisa entre tierna y burlona, el Medic alzó una mano para acariciar la que el Soldier mantenía sobre su mejilla, y no tardaron en fundirse en un beso más cariñoso, pero intenso:

-No pienso volver a huir... Doc...

Ambos se acomodaron para descansar un poco sobre la camilla, sin deshacer el abrazo.

2 comentarios:

  1. Oiiiiiish pero que tierno el final por favooooor jejejeje Pero se me hace raro ver al Medic con otro ñeee jejeje.

    Me encanta como escribes hermanita lindaaa

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    Respuestas
    1. A mí al principio no me convencía esta pareja, pero puede llegar a ser tierna, sí. De todas formas, son versiones diferentes, aunque pueda no parecerlo, por eso son One-Shots. Mi primer Medic siempre será para tu Heavy, por eso no temas ;). Es una pareja que adoro.

      Graciaaas ^_^

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